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Amilcar Moretti
 
location La Plata
industry Visual Arts
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company Amilcar Moretti
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Amilcar Moretti
Escritor, fotógrafo, periodista, crítico de cultura, cine y espectáculos.
La fotografía que yo hago no responde al concepto estereotipado o vulgar del book que le requieren a cualquier chica

 
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¿Por qué decidiste dedicarte a la fotografía?
Amilcar : Me dedico a la fotografía aunque de igual modo a la escritura y la docencia en materia de actualización cultural. Soy escritor de periodismo, crítico de cine y de cultura y escritor de periodismo de ensayo, con lo cual me gano la vida, en el diario EL DIA, el tradicional y centenario de La Plata, desde hace décadas. La fotografía es una tarea paralela y sustancial, pero en el territorio del desnudo femenino, que integro a lo cotidiano en lo referente a los modos de vida de la mujer joven de clase media urbana. Agrego matices fetiche sobre todo con vestuario o calzado negros (negro, el color fetichista por excelencia, clásico) y autoerotismo chic y bondage suave y chic. Indago en el juego o la tensión dramáticos del refinamiento voluptuoso en el espacio cotidiano desnudo de una chica de clase media, de entre 23 y 28 años, promedio. Trabajo sobre la fantasía erótica media del habitante urbano metropolitano, pero con la inspiración de maestros como Helmut Newton, que fija la tendencia principal, y después otros creadores como Ellen Von Unwerth, Nabuyoshi Araki, y cierto hiperrealismo o verismo carnal como el de pintores como Lucian Freud, aunque más suavizado. Creo que tanto en el decadentismo del ultrarrefinamiento como en la brutalidad de la carnalidad hay algo de deterioro ético. Lo evito aunque lo tengo como referencia porque creo que América latina es un continente que aún debe decir, poner en imágenes, palabras, movimiento, gestos, conductas, formas y figuras una manera propia de la desnudez que haga a un erotismo pasional o pasión erótica que es regional, propia de nosotros. Es lo que vieron los conquistadores y quedaron fascinados y a la vez horrorizados cuando llegaron hace 500 años.
 
¿Cuáles consideras que son las cualidades que definen a una buena foto?
Amilcar: La verdad. No tiene que ver con la veracidad, sino con la verosimilitud. Debe ser expresiva. Expresar algo. Tener tensión, conflicto, drama. Una foto sin tensión no es verdadera. Esa tensión yo la manejo mejor en blanco y negro y con luz natural. No me interesan los perfeccionismos técnicos o de resolución visual. Me interesa esa gravedad que, aunque el tema sea un desnudo suave, siempre debe tener una buena foto, es decir, una foto expresiva. No uso luz artificial ni tampoco photoshopeo. Apenas si trabajo, de modo discreto, el grado de blancos y negros. Y trabajo solo en desnudo femenino. No creo que mis desnudos sean eróticos. Mejor: no creo que eroticen al espectador. No es esa mi idea. Tampoco trabajo con demasiada crudeza. Hay fotógrafos que trabajan bien la crudeza de la carne íntima femenina desnuda de la mujer. Yo no sé hacerlo. Evito la crudeza de la intimidad sexual- genital desnuda no por problemas morales ni puritanismo, sino por una cuestión de estética y dramática. He visto fotos pornográficas con alto valor dramático. Yo no sé hacerlo. En el otro polo, odio los artificios y falsos refinamientos del flou, los tules, las vaporizaciones y las metáforas kitsch, salvo que sean deliberadas para determinado fin. Me gusta el cuerpo real de mujer, sin cirugías. No trabajo con modelos siliconadas, sobre todo en los pechos. Es "grasa", vulgar, de mal gusto, una mercantilización de la medicina como supuesta estética. Y tampoco trabajo con cuerpos deteriorados o personas a las que se les note la "desesperación" en el rostro por ganarse unos pesos con el desnudo. Me parece obsceno, no ese cuerpo desnudo, sino que yo trabaje esa desesperación del otro que siempre se nota. Trabajo con el cabello de la modelo revuelto y despeinado, como si recién despertase de dormir o terminara de hacer el amor. Poco maquillaje, casi ausencia de luz artificial. Y lo esencial: integrar el desnudo a los objetos cotidianos. Soy más barroco que minimalista. Soy barroco o, como me han dicho, rococó. Puede ser. No rehúyo los genitales, pero es difícil adjudicarle un valor dramático a esa parte íntima de la mujer. Dejo que se produzca solo y después veo si esa genitalidad tiene en mi imagen valor dramático y expresivo o no lo tiene. Es difícil. A veces, pocas, lo he logrado. Repito: he visto - pocas- imágenes que pueden ser calificadas de pornográficas pero con alto valor dramático (los penes erectos de Mapplethorpe, por ejemplo, o "El origen del mundo", de Courbet, o la vagina por el ojo de la cerradura de Duchamp). Lo porno a veces es dramático. Lo erótico por sí mismo pocas veces es dramático y tenso, pocas veces es expresivo, pocas veces dice algo. No importa que excite sexualmente o no. No importa que insinúe o sea explícito. Importa que tenga conflicto y diga algo, que interpele al espectador, que de algún modo lo intrigue o incomode.
 
¿Que tipo de producciones te gusta realizar?
Amilcar : Trabajo con luz natural de ventana, lateral, en interiores, por lo general. En mi hogar, repleto de libros, discos y películas y diarios. O en suites de hoteles de Buenos Aires con balcón y mucha iluminación natural. En mi parque, en verano. Las camas con las sábanas revueltas son sugerentemente dramáticas. Los espejos. Me gustan los espejos. Me gustan los detalles cotidianos de una mujer, como pintarse las uñas de los pies o cuando se mira o se palpa un pecho. O cuando se ducha. O cuando está sentada distraída en un sanitario. Me gusta que se desperece desnuda y que se estire. Que estire su torso me encanta. Que se tome el cabello. Evito la luz artificial, y más aún el estudio. No me atrae la luz de estudio. Hay gente que trabaja muy pero muy bien en estudio. A mí me sale frígido la mayoría de las veces. Me gusta cierta desprolijidad calculada, que se acerque a lo espontáneo real. Cierta falta o carencia, ciertos defectos, deliberados o no. Me gusta cuando la modelo se distrae, cuando se viste o se desviste. Me gusta que ignore al fotógrafo. Que me ignore y a la vez luzca la expresividad de un cuerpo desnudo relajado o tenso. Que me "ignore" pero que no me olvide, que esté para mí, solo para mí. Soy celoso, absorbente. No me gusta lo que está muy planificado, calculado. A mí no me sale bien. Hay gente que lo hace muy bien. Son diferentes formas. Tampoco creo que sea de gran ayuda en una gran producción muy calculada. Además, no me interesa. Me interesa la soledad del fotógrafo y de la modelo desnuda. Esa intimidad y confianza que se crea después de horas de trabajo. Me gusta hablar con ellas, conocerlas. No me gusta que "actúen" demasiado, aunque un desnudo siempre se actúa, se representa frente a una cámara. Rechazo por supuesto las poses o posiciones convencionales, vulgares, y también las "refinadas". La modelo debe estar desnuda sola consigo misma, o actuar como si estuviera sola, con esa sensualidad que no le impide mostrarse toda, y a la vez saber que yo soy la estrella. La estrella es el fotógrafo, el que puede hacerla estallar en su máxima expresividad, el que puede encontrarle eso único que tiene toda mujer. No importa que sea "inventado", imaginario. La creación de un autor es eso: pura invención. Ella debe hacerme sentir halagado. Es un acto de amor. Yo le doy lo mejor mío durante y después de la sesión. Le reclamo lo mismo. Debe confiar en mí. Hablo mucho con las modelos. No me gustan las "profesionales", frías, distantes, que hacen su trabajo, cobran y se van. Si me encargan un trabajo, y me pagan, puedo hacerlo y no interesarme ni involucrarme con la modelo. Pero lo hago sin ganas. Pero en los trabajos de autor que yo hago siempre, con contrato y honorarios a mi cargo, quiero que la modelo llegue a ser una compañera, que esté en estado de disponibilidad total para mí. No me gusta la urgencia ni los horarios rígidos. Se arregla una hora de inicio y luego se trabaja hasta que haya ganas, hasta que haya cosas que decir. Hay modelos muy astutas que fingen todo esto muy bien pero al final uno se queda vacío, se da cuenta de que se "rajó", que le importa un comino lo que hizo y que le importa nada de mis fotos. En poco tiempo uno se da cuenta; termino alejándome de esa gente. No soy de gran ayuda en una gran producción publicitaria y marketinera. En cambio, seguro puedo ser contributivo en la redacción de guiones previos. Esto puedo hacerlo por puro oficio, pero siempre si hay una onda liberal y abierta en la producción.
 
¿Hace cuánto te dedicas a la fotografía?
Amilcar: Hace 40 años, pero que muestro mi trabajo hace cinco años. Fui durante 17 años jefe del Departamento de Fotografía y de Video (el primero con equipamiento en formato U-Matic en Argentina) de la Secretaría de Prensa de la Gobernación de Buenos Aires, desde 1974 a 1992, y atravesé gestiones peronistas de derecha y algo de izquierda, militares de la dictadura, radicales, alfonsinistas, peronistas cafieristas, hasta que no aguanté más con los peronistas duhaldistas. Dejé una carrera y una muy buena jubilación. Siempre me mantuve con mi trabajo de escritura como periodista. Siempre fui un asalariado, a veces muy bien pago, otras no. Me dedico al desnudo femenino hace cinco años, gracias a Internet, que me permite publicar también lo que escribo personal sobre mis fotos de desnudo o de otro autor. Lo expongo en mi sitio digital, mi propia página Web: Erótica de la Cultura. www.moretticulturaeros.com.ar Todo el año tengo abierta la convocatoria de modelos femeninas para desnudo de autor, en sesiones de 13 a 20 horas, con descansos y merienda. A noviembre del 2014 pago entre 1.000 pesos y 1.200 pesos. Prefiero las modelos no profesionales de 1,70 de altura, un poco más o un poco menos, y de cabello largo. Pero nada es excluyente. Vale la actitud de confianza, intimidad, compañerismo de la modelo. Prefiero aquellas modelos con las cuales puedo seguir el intercambio fuera de la sesión, para conocernos más. Prefiero actrices y bailarinas. Odio a las profesionales. No me gustan las que tienen los tics del llamado "desnudo vivo". Tampoco el arsenal y retórica de procedimientos de las profesionales, que son como un manual recitado. En el caso de las amateurs, si tienen sensibilidad y deseos de aprender, pueden ser muy ricas en su expresividad. Doy clases de lo que antes se llamaba "cultura general", actualización cultural, que incluye desde lo último en arte hasta la actualidad política nacional, regional e internacional, sobre sociología, relaciones de clases sociales, capitalismo, psicoanálisis, lectura de textos literarios, interpretación de muestras de arte, cine, poesía, escritura. Toda mi vida me dediqué a esto, es mi vida cotidiana y mi universo mental. Quiero subrayar algo: he advertido que algunas modelos, también las "refinadas", le temen a la palabra "cultura" o creen que cultura es asistir a una noche de gala en el Teatro Colón. No hay que temerle a la cultura, que es amplia, profunda e inagotable. Y además, te enriquece, y a una mujer la hace más bella sin que deba ser una intelectual. Cultura no es solo información sino, sobre todo, reflexión y sensibilidad para comprender al otro y comprender "lo otro", lo que está fuera de nosotros (además también de dentro de uno mismo).
 
¿Realizas books, con qué tipo de personas te sentís más cómodo realizando tu trabajo?
Amilcar: No, en general, no hago books por una razón muy simple. La fotografía que yo hago no responde al concepto estereotipado o vulgar del book que le requieren a cualquier chica. Tampoco hago verismo crudo ni realismo social, salvo cierto toque documental en el registro de las chicas de clase media en su intimidad, desnudas. Me gusta el toque fetichista, el matiz bondage y el autoerotismo que no sea ni quirúrgico y visceral, ni el estereotipo del orgasmo actuado. Si una modelo se masturba o finge que se masturba puede hacerlo hasta con cierto aburrimiento, pero debe haber siempre algo dramático, tenso, conflictivo. Nunca esa cara de labios mojados y éxtasis que en la mayoría de los casos es de publicidad. El autoerotismo debe tener eso: drama, el toque de dolor que hace más placentero el placer sexual. Allí está lo crucial. Y lo mismo con el ahora tan difundido seudolesbianismo publicitario de chicas con "caras anhelantes", que es una nueva forma de puritanismo y anorexia antiheterosexual. Pero aclaro: no hago carnicería ni microcospía de conjuntivas vaginales. Para sacar algo expresivo en esa línea hay que ser Lucian Freud.
¿Podés contarnos alguna anécdota?
Amilcar: Sí, muchas, interminables. Jocosas y tristes. Están las chicas que te idealizan y creen que por ver muchas modelos desnudas no sos varón masculino, y están las otras que -a veces sin darse cuenta- hacen el juego histérico y bobo de la seducción. Muchísimas chicas me han elegido a mí para posar desnudas por primera vez. Debo parecer un tipo inofensivo. Y lo soy, claro. Nunca he faltado el respeto a una modelo desnuda aprovechando su estado de vulnerabilidad. Todo siempre lo he planteado mediante el consenso y el diálogo con la modelo. Después decido. Y en este contexto no me gusta la palabra "respeto" porque quiere decir "no sexo". Y la sexualidad -no la genitalidad- siempre está presente, en todas las relaciones humanas. Esta distancia que me impongo no impide que me haya sentido fuertemente atraído por algunas modelos y que las haya invitado con galanterías fuera de las sesiones. Sin excepciones, fuera de las sesiones. Pero nunca, nunca, tuve suerte. Como fotógrafo de desnudo femenino soy un total fracaso como seductor. Nunca tuve éxito con mis modelos en mis galanterías fuera de las sesiones. Tengo amigos farmacéuticos o carpinteros o mecánicos de autos que tienen un éxito con las mujeres que yo no tengo como fotógrafo de desnudez femenina. Eso es una buena anécdota. No sé si cómica o "triste", ja.
 
¿Cómo puede la gente contactarse con vos?
Amilcar: No me gusta sacar la foto del cuerpo desnudo y que todo termine ahí. No busco eso. No me interesa. Busco que la relación sea duradera y que la modelo se involucre. A veces, yo me involucro en sus actividades paralelas -por ejemplo, de actriz o bailarina- y a cambio ellas se involucran con el desnudo que busco. De algún modo, para trabajar con una modelo (y emplear mi dinero y mi tiempo y trabajo) debo quererlas. Hay gente que se hace querer y otra que no. Modelos a las que quiero mucho y otras a las que no. Supongo que conmigo a ellas les sucede lo mismo. Algunas me odiarán y otras me han dicho que les he cambiado la vida y las he hecho sentir las mujeres más bellas de la tierra, lo cual es muy importante para mí. Y también esa una buena historia. Me ubican en mi sitio digital: www.moretticulturaeros.com.ar En: amilcarmoretti@hotmail.com (221) 457-2916 (221) 15 5993252

 

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